Este 2019 arranca con un aumento considerable del salario mínimo interprofesional (SMI), concretamente un incremento del 22.3%. Esto significa que:
En 2018 lo mínimo que podía cobrar un trabajador asalariado a jornada completa eran 735,9 € mensuales en 14 pagas (10.302 € al año). Coste anual aprox. para la empresa 13.500 €
En 2019 lo mínimo que puede cobrar este trabajador son 900 € mensuales en 14 pagas (12.600€ año). Coste anual aprox. para la empresa 16.500 €.
Si un trabajador cobra menos del nuevo SMI y trabaja una jornada completa, su empresa deberá subirle el sueldo hasta llegar a esa cantidad, y abonar a Seguridad Social la cantidad superior que corresponde a ese nuevo salario.

La subida del SMI es una concesión relativamente fácil de hacer porque supone ingresos para las arcas públicas y tiene un elevadísimo impacto mediático. Es una medida mucho más fácil y menos gravosa que modificar el misterioso y desconocido IPREM. Un tema del que he oído hablar poco en las tertulias, teniendo en cuenta la importancia del asunto.
IPREM: Indicador Público de Rentas con Efectos Múltiples
Un nombre largo que dice poco sobre qué es o para qué sirve.
Hasta el año 2003 se utilizaba el SMI como referencia para determinar si algunos ciudadanos tenían o no acceso a ciertas ayudas sociales, vivienda, becas, subsidios o prestaciones por desempleo y cual debía ser su importe. Pongamos dos ejemplos:
Ese año si una persona solicitaba la prestación por desempleo (cobrara lo que cobrara en el empleo perdido) el importe máximo que podía percibir sin hijos era el doble del SMI. El SMI de 2003 era 451,20 €, ese importe máximo eran 902,40 €.
Ese mismo año, para tener acceso a la justicia gratuita (según ley de asistencia jurídica gratuita de 1996) era necesario tener ingresos inferiores a el doble del SMI. (902,40 €).
En 2004 se crea el IPREM para evitar que las subidas del salario mínimo tengan mucha repercusión en las cuentas públicas.
A partir de este momento el SMI y el IPREM siguen caminos muy distintos.

El SMI fui subiendo de 451,20 a 735,90 en 2018 y a 900 en 2019, y el IPREM subió de 451.20 en 2003 a 537,84 en 2019 . Y las leyes se adaptaron para poner IPREM donde antes ponía SMI.
Remitiéndonos a los dos ejemplos usados para el año 2003 podemos ver la diferencia en 2019:
En 2019 si una persona pierde su empleo y solicitaba la prestación por desempleo el importe máximo que podría percibir por mes aplicando el criterio del doble SMI anterior, sería de 1.800 €. Aplicando el criterio en vigor IPREM (IPREM 2019 es 537.84 €) son 1.075,68 €. Prácticamente lo mismo que en 2010 y poco más que en 2003.
Con la reforma de la ley para tener acceso a la justicia gratuita es necesario tener ingresos inferiores a 1.075,68 € (doble del IPREM 2019).

El IPREM ha pasado a ser el indicador referencia para acceder a viviendas de protección oficial, subvenciones, becas y un sinfín de ayudas públicas, y ha variado poco o nada con la subida del SMI.
Sin profundizar más, parece que contar con un solo indicador y mover las proporciones entono a él resultaría más sencillo de entender para todos. Algunas veces pienso que se crean estos conceptos justo para que la mayoría no entienda nada.
Al menos debiera existir una cierta proporcionalidad entre ambos indicadores. De un lado SMI fija el mínimo que las empresas deben pagar para que el trabajador subsista, y de otro el estado determina en qué condiciones económicas tiene el ciudadano acceso a ayudas y en qué medida. Una cosa y otra tiene sentido que vayan juntas y se relacionen.
Porque no solo de SMI vive el trabajdor@, además del famoso SMI hay otros tres conceptos fundamentales:
Salario medio, salario mediano y, sobre todo, salario modal. Tres conceptos que no fija ni puede fijar el Gobierno.
El salario medio da generalmente una imagen bastante distorsionada de la realidad. Si 2 trabajador en España ganan 10.000€, otros 2 ganan 20.000€, otro 30.000€, otro 50.000€, y otro 200.000€, el salario medio del país sería de 48.572€. Según datos de INE 2016 el salario medio en España era de 23.156,34 €.
El salario mediano es el que divide al número de trabajadores en dos partes iguales, los que tienen un salario superior y los que tienen un salario inferior. En España en 2016 era de 19.432,62 €.
El salario modal es el salario más frecuente. Se hacen grupos de salarios y se ve cual es el que tiene el mayor número de trabajadores. Este es el concepto más representativo.
En España en 2016 era de 16.497,40 €

Obviamente hablamos de trabajadores contrato laboral de alta en la Seguridad Social. No hablamos de autónomos o autónomos societarios que se pueden poner a sí mismos el sueldo que les da la gana y ya luego se ve si producen lo suficiente para poder pagárselo.
En el fondo de que el SMI sea siempre el tema estrella está en gran medida la leyenda industrial del empresario de 7 cabezas. Un tipo que gana muchísimo y paga poquísimo.
¿Hay de esto? Pues sí. Sigue habiendo casos de empresarios que explotan al máximo. Por eso necesitamos ciertos controles de legislación laboral y, todavía más allá, ciertos controles de carácter penal por fraude y hasta tráfico de personas. Esto es una realidad
No debemos olvidar sin embargo (miremos a nuestro alrededor) que, en general, las empresas que ganan/producen mucho pagan entre razonable y bien a sus empleados y, en cualquier caso, bastante más que el SMI.
Personalmente pienso que un salario 900 € es lo mínimo (menos de lo mínimo) que una persona que trabaja a jornada completa debería ganar en un mes, su esfuerzo debería producir al menos eso.

El verdadero problema aquí está en que existan puestos de trabajo que no generan ese dinero, sea por el entorno, la actividad en sí, mala gestión del empresario, falta de capacidad del trabajador, falta de medios, falta de modernización de sus estructuras, organización o sistemas, etc…
Entiendo que la subida del SMI estará bien para obligar a pagar a esos casos de empresarios de 7 cabezas (si están abusando están produciendo para pagar esa diferencia), quizá levante un poco de economía sumergida y quizá produzca el efecto contrario (no lo tengo claro), forzará a algunas empresas a mejorar su productividad y, de entre ellas, unas lo conseguirán y otras no.
Las que no lo consigan tendrán pocas opciones que no sean cerrar y quizá deba ser así. Que una empresa que no produce lo bastante como para pagar salarios dignos cierre puede ser lo mejor para todos a la larga, pero a la corta ya sabemos lo que sucede. Podría ser que el beneficiado de entrada por la subida sea la misma persona que pierda el empleo. Tal vez sirva para encontrar un puesto mejor, pero antes de eso quizá tropiece con el IPREM.
enero 16, 2019
Gracias Sara por ser un poco “brujita” y desvelar esos hechizos desconocidos que no interesa que salgan en los medios.
Personalmente tampoco tengo muy claro el efecto de la subida del SMI o sí lo tengo claro y veo múltiples caras. Para el trabajador parece evidente que es positivo( si no lo tienen que echar por no poder asumirlo),el empresario de siete cabezas puede y debe; me preocupa el pequeño autónomo, quizás no debería estar en el mismo saco.
En el fondo lo que me gustaría es que todos pudiésemos cobrar como mínimo 900 euros , que fuese factible para todos,…, pero la economía nunca es sencilla.
agosto 27, 2019
Hola, totalmente de acuerdo con el autor. La motivación es sumamente
importante y es muy necesaria en cualquier ámbito de nuestra vida, especialmente
en el ámbito laboral, si nos encontramos motivados, ofrecemos mejores resultados.
Sabemos perfectamente que uno de los impulsos para que nosotros desarrollemos
una identidad con la empresa en donde laboramos,
es el sueldo. Muchas gracias por compartir esta información.