En mi experiencia dando clases de empleabilidad en programas formativos de diversos tipos veo muchas personas muy perdidas en su proceso de búsqueda.
La mayoría no conoce el mercado de trabajo, no sabe lo que quiere hacer, ni por dónde empezar, dónde buscar o cómo avanzar en los procesos de selección. O peor, lo han dejado por imposible considerando que no está en sus manos hacer nada y solo esperan que “algo” o “alguien” aparezca mágicamente y lo solucione.
Cuando una persona está en paro, tanto si viene directamente de sus estudios como si viene de un trabajo anterior, padece en mayor o menor medida un cóctel mezcla de indefensión, vergüenza, culpa y enfado con el mundo.
Pasa lo mismo con algunas enfermedades en las que, tras el diagnóstico, se entra en una fase de pudor de contarlo, incertidumbre sobre lo qué sucederá, enfado y una tremenda indefensión en un entorno de médicos y hospitales que nos es hostil. Una situación que tampoco ayuda a la recuperación.
En materia de empleo es obvio que para avanzar hay que gestionar la culpa, el miedo y el enfado para convertirlos en acción, pero es también muy importante trabajar la vergüenza.
No debemos olvidar que se estima que el 80% de las ofertas de empleo en España no son visibles, y una buena parte de ese mercado oculto se mueve con personas conocidas o redes.
Cuéntale a todo el mundo que buscas trabajo (en persona y en redes), qué trabajo y en dónde.
El tema de la indefensión en la búsqueda de trabajo, como en el caso de la enfermedad que comentábamos atrás, se puede trabajar con formación y orientación.
En general el desconocimiento sobre el mercado de trabajo, la definición de objetivos profesionales y herramientas de búsqueda es muy alto, tan alto como la ignorancia sobre gestión de salud personal.
Un pequeño esquema para fijar temas en juego y posibles acciones de mejora:
¿Quieres trabajar?
Si la pregunta es ¿quieres trabajar? la respuesta será sí. Probemos a hacer la pregunta de otra manera: si no necesitaras el dinero ¿trabajarías?.
Querer cobrar no es lo mismo que querer trabajar.
Sobre nuestro mercado de trabajo impacta la creencia, profundamente arraigada, de que ganar dinero sin trabajar es de listos y esforzarse de tontos. Por supuesto muy negativamente.
Al trabajo se le pide que sea seguro y estable (seguro y estable en cuanto a cobrar), que te ofrezca la posibilidad de desarrollarte o disfrutarlo no cuenta (o no contaba), porque eso es para el tiempo libre.
Cómo la idea de estabilidad es la base del trabajo, cuando pides a los alumnos en una formación de empleabilidad que te cuenten que trabajo les gustaría encontrar, la mitad te suele contestar con la palabra Estabilidad. Pero esa no era la pregunta.
La pregunta es trabajar haciendo qué, dónde y cómo.
Que el alumno conteste esta pregunta con claridad, tarea imprescindible para avanzar con el CV o las técnicas de búsqueda, resulta casi siempre lo más complicado en estos cursos. Pero si no sabes a dónde quieres ir difícilmente vas a llegar.
Y tu empresa ¿Necesita contratar?
Esto depende de que la economía global permita desarrollar el negocio y de que la empresa en particular pueda y sepa hacerlo bien. Sobre gestionar mal o bien las empresas y sus equipo habría mucho que hablar, pero lo vamos a dejar aquí para seguir con el tema que nos ocupa.
Siguiendo con el esquema, hay que hablar de hasta qué punto están coincidiendo o no la formación, habilidades y competencias que las empresas necesitan con las que tienen la personas en búsqueda de empleo.
Para mí este es una de las cuestiones cruciales para atacar el desempleo, como ya comenté en el artículo El Paro No Desaparecerá tras la Crisis. El porcentaje en el que no coinciden no bajará por mucho que se recupere la economía.
Esto significa que, o inviertes en formación, o no hay forma de que descienda. La cuestión es que hacemos todo lo contrario. El dinero destinado a la educación ha caído a niveles alarmantes durante la crisis económica:
El gasto público educativo en nuestro país en relación al gasto público total es un 25% inferior a la media de la OCDE y de la UE.
Nuestras políticas de empleo son esencialmente Políticas de Pescado. Se protege al desempleado otorgándole una prestación económica durante un tiempo en el que se espera que se busque la vida para encontrar empleo. No se reparten cañas, allá cada cual se la busque.
En un extremo Suecia, que destina un 2% de su PIB en protección del desempleo, invierte el 70% de esa cantidad (1,4% de su PIB) en políticas activas de empleo y solo el 30% a prestaciones (0.7% de su PIB).
En el extremo contrario España, que destina el 3,6% de su PIB en este misma protección, invierte el 83% (3% del PIB) en pagar subsidios y solo el 17% restante (0.6% del PIB) en políticas activas de formación o intermediación.

Base de datos OECD
No se trabaja con el desempleado con políticas activas de formación, intermediación u orientación y no es verdad que no se pueda hacer de otra manera.
Hay países que saben conectar empresas con trabajadores.
En otros lugares los servicios públicos de empleo hacen mucho más que gestionar prestaciones: En España apenas el 3% de los contratos se cierra por una conexión realizada por el SEPE (antiguo INEM), en Finlandia o Noruega el 50% de los contratos se suscriben a consecuencia de la intermediación entre desempleados y empresas realizada por su servicio de empleo.
En Suecia se aplica un sistema de “cheques” por el que las personas en paro pueden cambiar al servicio público de empleo por un proveedor privado que les asesore en el proceso de búsqueda de empleo. Nada más sencillo que aplicar el “si no sabes copia”.
El problema es que invertir en formación y en cambiar viejas creencias y culturas del trabajo son medidas que NO producen efectos de hoy para mañana y esto nos sigue costando, a todos, no solo a los políticos. Hay que atacar el fondo de un asunto del que todos somos responsables, las sociedades consiguen lo que valoran.
septiembre 27, 2017
Un artículo muy bueno,y totalmente cierto Sara, lo estoy viviendo en éstos momentos.Gracias por compartir,un saludo
septiembre 28, 2017
Muchas gracias María por tu comentario.